¡El amor, la pasión! Dos cosas tan distintas como la luna y el mar…
Y sin embargo, ¿Qué seria del mar sin una luna que le diese vida? ¿Qué sería de la luna sin un mar al que avivar? Solo la fría quietud… el anhelo incoherente, desesperado… ¡La locura incompleta!
Y queman, ambos, como lo harían las aguas heladas en el cuerpo de un niño… lentamente, como frías cuchilladas en cada poro de la piel… como lo harían las llamas del infierno, azules, certeras, ¡poderosas como un rayo!
La locura, el deseo… pasiones que consumen deliciosa y lentamente. No puedo, ¡no quiero parar!
Mi cuerpo desborda pasión, pero anhela tanto el amor, y es tan doloroso… no sé cuánto más quiera mi alma soportarlo.
La pasión es el hambre desbordante, inagotable, que solo el amor puede calmar…
Pero mientras siga anhelando, mientras siga quemándome en su espera, disfrutare cada llama, cada roce, cada pequeña y deliciosa muerte, ¡cada doloroso revivir!
Foto: Bladimir Porras
No hay comentarios:
Publicar un comentario